
México sigue siendo uno de los países que más maíz blanco produce en el mundo y de acuerdo con informes del Gobierno Federal, en 2023 produjo más de 27 millones de toneladas y una cantidad similar en 2024 a pesar de la severa sequía que se vivió en algunas zonas específicas.
Sin embargo, desde hace varios años ha existido una preocupación que ha generado debate a nivel nacional e incluso internacional: la introducción de maíz transgénico.
Este tipo de grano es una tecnología desarrollada con métodos biotecnológicos desde fines de los años noventa.
Por una parte, está el que contiene genes de resistencia al herbicida glifosato, y, por otra, el transgénico que tiene genes que le ayudan a resistir el gusano barrenador.
En este contexto, José de Jesús Luna Ruiz, investigador adscrito al Departamento de Ciencias Agronómicas del Centro de Ciencias Agropecuarias (CCA) de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), explicó que se trata de granos que en su ADN tienen fragmentos que en realidad no son maíz.
“Los maíces transgénicos son parte de una tecnología que usa métodos alternativos para mejorar su desempeño o para mejorar algunas variedades de híbridos”, comentó.
Afirmó que el revuelo en torno al maíz transgénico a nivel nacional e internacional se originó a raíz de la prohibición de la importación de este grano de Estados Unidos para consumo humano, esto a pesar de que no se ha podido comprobar que la ingesta de maíz transgénico cause daños a la salud.
Detalló que del total del maíz producido por los Estados Unidos, el 90 por ciento de maíz es transgénico.
En este contexto, el investigador se pronunció a favor de la aprobación el 5 de marzo de 2025, de la reforma constitucional que prohíbe el cultivo de maíz transgénico, y que se justificó como un acto para “proteger” las razas y la producción nativa .
“Me parece bien esta medida, porque México es un centro de origen, domesticación y de gran diversidad en maíz; prácticamente se siembran en todo el país maíces originarios que son la base genética para su mejoramiento”.
El investigador de la Autónoma de Aguascalientes señaló que los riesgos de la siembra de maíz transgénico en México pueden ser valorados desde diversos ángulos: primero desde lo que compete a la salud; la siembra de maíz con resistencia herbicida implicaría destinar enormes cantidades de productos químicos, lo que puede provocar la contaminación de suelos, agua, fauna y la misma especie humana expuesta a la aplicación del mismo.
En segundo lugar, otro de los peligros que se pueden derivar de la siembra de maíz transgénico tiene que ver con la posible cruza de su polen con los maíces nativos, algo que afectaría su estructura genética.
Debido a que la tecnología del maíz transgénico está patentada, también existe el riesgo de que productores de maíz nativo puedan ser demandados por los dueños de esos genes, al contar con sembradíos transgénicos de forma involuntaria.
La complejidad de este tema involucra temas ambientales, aunque también económicos y culturales en aras de proteger la riqueza genética y cultural del país, señaló.